Trabajar allí no es fácil, pues su geografía y su climatología son muy complejas. Aun así, el deseo de conocer y el empeño por avanzar en el conocimiento de nuestra historia favorece que se lleven a cabo proyectos de investigación como el que impulsan conjuntamente la University College London (UCL) con el Dr. Ignacio de la Torre y la profesora Renata Peters; la Indiana University, con el profesor Jackson Njau; el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) con el Dr. Alfonso Benito, y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) con el Dr. Rafael Mora.

garganta de Olduvai

Miembro del equipo tanzano trabajando en los huesos de hipopótamo en el nivel de 1,5 millones de años del yacimiento de FLK (Olduvai, Tanzania). © CEPAP-UAB

El trabajo de campo que desarrollan, cofinanciado este por la Fundación Palarq, se centra en el yacimiento Frida Leakey Korongo (FLK), en el que Mary Leakey excavó hace muchos años. En este lugar, la dedicación del equipo ha permitido desenterrar numerosos restos óseos y líticos, asociados al Homo erectus, a pesar de que, en este sitio, hasta día de hoy, no se han obtenido restos humanos. La cronología de estos fósiles estaría en torno a 1,5 millones de años, cuando la cultura tecnológica reinante era la achelense, caracterizada por la presencia de lascas de gran formato (Large Cutting Tool, o LCT). Son herramientas de muy diversos tamaños, muy rudimentarias, con apenas algunos objetos retocados. Para elaborar estos instrumentos se emplean yunques o soportes sobre los que apoya la materia prima para modificarla.

garganta de Olduvai

Visión en planta de los restos de elefante encontrados en el yacimiento de FLK (Olduvai, Tanzania). © CEPAP-UAB

En Frida Leakey Korongo, junto a estos objetos de piedra se han documentado carcasas de grandes mamíferos que hace 1,5 millones de años se desenvolvían por este escenario, como el elefante o el hipopótamo. Los huesos presentan fracturas causadas por los homininos y señales propias de la descarnación de las masas musculares que formaban parte de la dieta de nuestros ancestros.

Todo esto se consigue saber gracias a la aplicación de diversas disciplinas, como la Geología y la Arqueología. El punto de partida son las excavaciones. De ese modo y, con mucha perseverancia y dedicación, se han recuperado objetos arqueológicos que luego se documentan en un espacio tridimensional, con el fin de relacionar cada pieza con las capas geológicas donde han aparecido. Todo ello nos permitirá saber más fidedignamente cómo era la vida cotidiana del Homo erectus y el escenario que le acogió.

Olduvai

Vista general de la superficie excavada en el yacimiento de FLK (Olduvai, Tanzania). © CEPAP-UAB

La atracción de Olduvai hace que avancen a la vez diversos estudios y en distintos emplazamientos. Así, además del proyecto mencionado, la Fundación Palarq apoya al equipo que dirigen los profesores Manuel Domínguez-Rodrigo y Enrique Baquedano. A su vez, en Eritrea, el arqueólogo Eudald Carbonell y el paleontólogo Bienvenido Martínez-Navarro codirigen el proyecto “Cuna de la Humanidad, Valle del Rif”, donde también se han obtenido herramientas y restos de fauna de hace 1,5 millones de años. La evolución del poblamiento humano durante el cuaternario es a su vez donde radica el empeño del grupo que excava en Jerada (Marruecos), con el Dr. Robert Sala y la Dra. Gema Chacón, ambos del IPHES (Institut Català de Paleoeoclogia Humana i Evolució Social).

Todas estas investigaciones tienen un denominador común: identificar las evidencias dejadas por nuestros antecesores en el continente que nos vio nacer, África. Allí están nuestros orígenes y allí empezó la revolución tecnológica que nos ha conducido hasta la era de Internet y nos llevará a nuevas y emocionantes realidades y culturas.

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